Wednesday, September 24, 2025

El programador que sabe vender: la soft skill más infravalorada

 Muchos desarrolladores me dicen que, además de aprender hard skills (ya sabes, lo técnico), están metiendo tiempo en soft skills.

Y eso está muy bien.

De hecho, las soft skills son, paradójicamente, las más hard de aprender. No sé por qué las llaman “blandas”…

Entre todas, hay una que sobresale: saber vender.

Vender no es lo que piensas

En España y en Latinoamérica solemos tener una imagen anticuada del vendedor: el comercial pesado, con carpeta en mano, tocando puertas y forzando conversaciones.

Pero la realidad es otra.

Vender no tiene nada de malo. Más bien, todo lo contrario.

Si tu producto es bueno, tienes casi una obligación moral de venderlo. Porque significa que puede mejorar la vida de las personas, y el mundo necesita enterarse de que existe.

El vendedor desafiante

Hay un libro clave que explica esto: El vendedor desafiante. Su tesis es simple: los mejores vendedores no son los más simpáticos, ni los que más invitan a cafés.

Son los que cuestionan.

Los que hacen que el cliente vea oportunidades que tenía delante, pero que no sabía reconocer.

¿Qué tiene que ver esto con programar?

Mucho más de lo que parece.

Un buen programador hace lo mismo. No se limita a escribir código:

  • Pregunta por el contexto.
  • Cuestiona lo superficial.
  • Diferencia entre problema y solución.
  • Detecta si algo realmente aporta valor.

Ese tipo de dev no se obsesiona con presumir de tecnología ni con perderse en sobreingeniería. Se obsesiona con entregar valor.

Y, sobre todo, entiende el negocio. Sabe traducir las reglas del dominio al código. Y mantiene el legacy code bajo control, porque comprende que la deuda técnica también impacta en el valor que recibe el cliente.

La soft skill más estratégica

Por eso aprender a vender es tan potente para un programador.

No hablamos de aprender técnicas de persuasión vacías, sino de internalizar el verdadero sentido de aportar valor:

  • A tu equipo.
  • A tu empresa.
  • A tus clientes.

Al final, el mejor dev no es el que sabe más lenguajes o frameworks, sino el que sabe poner la tecnología al servicio del negocio.

Ese, créeme, siempre “vende” mejor su trabajo.

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